24 de diciembre de 2024

LA HISTORIA DE OLENTZERO

En los bosques de Euskal Herria, hace muchísimos años, vivía un hada bella de cabellera amarilla y ojos muy brillantes, que encontró abandonado un bebé en los zarzales de un bosque.
Le puso de nombre Olentzero y lo dejó enfrente de una casa donde vivían una mujer y un hombre que no tenían hijos.
Cuando el hombre se levantó a ordeñar las vacas vió al pequeñín y se lo enseñó a su esposa.


Olentzero creció en el bosque y se convirtió en un fuerte, amable y saludable hombrón.
Olentzero trabajaba todos los días del año haciendo carbón y ayudando a su padre. Murieron sus padres y el también fue envejeciendo con los años, y pensó que podría ayudar a los niños que como él no tenían padres.


Los ratos libres se pasaba haciendo juguetes de madera, con la idea de bajárselos a los niños y niñas del pueblo cuando fuera a vender el carbón.
Metió los juguetes en sacos y los cargó en los burros y se encaminó hacía el pueblo.


Así lo hizo año tras año.
Un día cuando llegó al pueblo, le tocó una tremenda tormenta de rayos y truenos, un rayo cayó en una casa y la incendió, se acercó y vio a un niño y una niña asustados, los cogió en brazos e intentó salir por la ventana, pero cuando estaba dejando a los niños en la calle una viga se desplomó y lo cazó.
Todo el pueblo, y especialmente los niños lloraron su perdida.


Pero en ese momento apareció el hada y le dijo «Olentzero, tu has sido un buen hombre, lleno de fe y de buen corazón. Has dedicado toda tu vida a hacer cosas para los demás. De ahora en adelante te dedicarás a hacer juguetes para los niños y a repartirlos y vivirás para siempre. Y así sucedió Olentzero, es un carbonero que vive en el monte y va por todos los pueblos de Euskal Herria repartiendo juguetes a los niños.


Por eso, todos los años, las niñas y los niños el día 24 de diciembre salen a cantarle a Olentzero por las calles para que su viaje hacia todas las casas sea más ameno.


Los cambios físicos y de personalidad de Olentzero son habituales en su larga tradición. Ahora es más estilizado, luce barba gris y tiene mujer, Mari Domingi, que desfila junto a él. La pipa que siempre lo acompañaba también desapareció cuando se decidió que no fumara. Lo que sí es una constante es su presencia histórica, que ha sobrevivido durante siglos, y que este año le volvemos a esperar con más ilusión que nunca.

Asi que ya sabes, recibe a Olentzero con cariño estas navidades.

Un abrazo

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